miércoles, 19 de agosto de 2009

TESTIMONIOS

  1. Comencé con 13 años. Al ver que los demás estaban más delgados decidí dejar de comer un poco y hacer ejercicio por mi cuenta. Jugaba al fútbol y a los 14 años me apunté a un gimnasio. Le dije al monitor que quería adelgazar y él me puso una tabla de ejercicios. Cuando la acababa me metía media hora en la sauna. Y al llegar a casa seguía haciendo deporte por mi cuenta. Cada día me hacía 1.200 abdominales. Para mí era una obligación. Simplemente, algo en la mente me decía que tenía que hacerlo. Sólo pensaba en buscar métodos para adelgazar. Cuando salía con mis amigos bailaba toda la noche sólo por perder kilos. Delante de mis padres hacía como que comía pero luego lo vomitaba.
  2. “Cuando mis padres notaron la pérdida de peso y los vómitos, les hice creer que tenía un problema en el estómago. Me llevaron a uno y otro especialista sin que ninguno supiera qué me pasaba. Hasta que una psiquiatra lo averiguó. Anorexia nerviosa purgativa, dijo. Lo que significa que todo lo que me hagan comer obligatoriamente lo vomito. Para mí fue un mazazo que lo descubriera. Mis padres sabían lo que estaba haciendo y no me dejarían continuar.”

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